El BCRA cambia de fase: impacto en bonos, dólar y mercado local

El Banco Central modificó el programa monetario y cambiario, implementando el ajuste de las bandas de flotación basado en el índice de inflación del INDEC (t-2) desde el principio de enero de 2026. Paralelamente, se anunció un plan de acumulación de reservas internacionales, proyectando la compra de hasta USD 17.000 millones para 2026 según el aumento de la base monetaria. Por otro lado, la semana presenta una intensa agenda legislativa con el debate del presupuesto y la reforma laboral. 

 

El cambio en la política de acumulación de reservas generó un efecto inmediato en la renta fija: los bonos subieron 1% en promedio, el riesgo país perforó a la baja los 600 puntos y todo el tramo de legislación extranjera se encuentra rindiendo en un dígito. Se enfatiza la importancia de diversificar la cartera manteniendo bonos ajustables por CER (como el TX-28 o DICP) y bonos en dólares de tramo medio a largo (como AL35 y AE38), ya que estos activos se ven beneficiados por la expectativa de compra de reservas y la baja del riesgo país. 

 

La renta variable experimentó un rebote generalizado impulsado por las expectativas favorables del mercado, a pesar de que los fundamentos reportados por los balances de varias empresas resultan débiles. Galicia (GGAL) se presenta como una opción especulativa de corto plazo debido a su rezago técnico respecto a otros También se destaca a Transener (TRAN) ante la expectativa de una venta por parte del Gobierno.

 

Los mercados externos influyen en la cotización de los activos locales, en particular en el sector energético. El precio del petróleo WTI se encuentra en una zona crítica, cercana a USD 55 o USD 56, y su rebote es fundamental para el desempeño de papeles como YPF. Mientras tanto, los inversores de Estados Unidos asimilan el dato de las nóminas no agrícolas y la tasa de desempleo del mes de noviembre, rezagados por el cierre del Gobierno.